martes, 6 de octubre de 2009
Camilo Montecinos - Cita con la muerte
Camilo Montecinos - Cita con la muerte
Y la deseé, deseé tanto a la ramera,
con sus siete cuerpos enteros,
impasible, moribunda,
se me ofrecía como un aire más a mis pulmones,
como un ardor más, como una flecha siniestra
que volara hacia mis labios
por las calles rientes y celosas,
la deseé, la busqué, con sus siete cuerpos encima,
con sus veinte cuerpos deseando,
volvió su rostro,
nada más puro que un febril aullido de un lobo en la noche,
me dijo,
nada más puro que un febril aullido de un lobo en la noche,
no entendía sus designios.
Yo divago Yo anuncio
deambulo en la nebulosa de los días
escondidos en tu misma atmósfera.
Tú callas, hombre, prisionero,
ruego abierto en esta herida mía que no sangra,
volvió a responderme.
Y más la deseaba, más buscaba entre sus ropas,
sus oscuros tacones esa elegancia, ese desliz, su todo piadoso.
No hay anchura que los días con fatalidad persigan,
sentenció.
Y yo confuso, ya sumiso
abría paso entre las calles como el filo de un cuchillo que rozara un cuello virgen.
Nadie sabe que la muerte me seduce por las noches.
Erré mis dados, entré su juego.
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